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Abrazar la incomodidad, para poder avanzar.

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¿Alguna vez te ha pasado que tu cerebro grita? “No!” a esas acciones que incomodan tu zona de confort, pero que te ayudan a crecer? ¿Extraño verdad?, pero a veces se nos hace más fácil huir que enfrentar las cosas difíciles que nos hacen crecer.


El ejercicio que dejamos para "mañana", esa conversación difícil que seguimos postergando, o ese proyecto retador que es más difícil de lo que quisiéramos.


¿Te suena familiar, cierto? Ese instinto de evitar lo que nos incomoda es completamente natural, pero a la larga, se convierte en un muro que nos impide avanzar hacia lo que realmente queremos llegar en nuestro viaje de la productividad.


Evitar la incomodidad nos deja en una zona de confort que, aunque parece segura, en realidad es un lugar donde los sueños se estancan. La procrastinación, el miedo al fracaso o incluso el deseo de que las cosas sean "fáciles" terminan generando frustración, culpa y esa sensación de no estar logrando lo que realmente importa. 

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Transformá la incomodidad en una herramienta poderosaEl cambio comienza al aceptar que la incomodidad no es el enemigo, sino una señal de crecimiento. Las mejores cosas de la vida como: nuevas habilidades, proyectos ambiciosos, relaciones profundas, nacen cuando abrazamos el desafío y aprendemos a convivir con esa sensación de incomodidad.


Cambiá tu perspectiva: En lugar de ver la incomodidad como algo negativo, reconocela como un paso necesario para alcanzar tus metas. Recordá que todo aprendizaje o logro importante empieza sintiéndose un poco difícil.

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Dividí el desafío en pasos pequeños: La incomodidad se siente menos intimidante cuando la enfrentás en partes manejables. No tenés que resolver todo de una vez; hacé un primer paso, por pequeño que sea.


Celebrá cada avance: Cada vez que superás una situación incómoda, te volvés más fuerte y confiada. Reconocé ese progreso, porque ahí está la clave de tu transformación.


Se positiva: ¿En lugar de pensar en todas las cosas que pueden salir mal, mejor pensá en que pasaría si las cosas salen bien?

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Abrazar la incomodidad no se trata de ser masoquista y solo buscar el dolor porque si, sino de ver más allá del momento difícil y enfocarte en la persona que serás al final del viaje. Cada momento incómodo que atravesás es un paso más cerca de tus metas y de la vida que querés construir.


Así que la próxima vez que sintás que algo es difícil o incómodo, recordá: ahí es donde vive el cambio, el aprendizaje y el verdadero crecimiento.


Así que hoy ¿Qué desafío vas a abrazar? Dejame en los comentarios cuál será tu primer paso. ¡Animate a salir de tu zona de confort!

¡Nos vemos en el siguiente viaje!

Claudia Ardón

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